domingo, 20 de mayo de 2012

CNC Luis Berenguer


El pasado 16 de marzo, en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Burgos, Luis Berenguer Fuster, presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, participó en una Jornada sobre “la trasposición de la Directiva de servicios: retos pendientes”. Resultó de gran interés conocer la génesis de la mayor parte de los graves problemas que nos afectan, de modo que remito una reseña de lo que se manifestó y un comentario posterior…
EXPOSICIÓN DE LUIS BERENGUER (la reproducción es literal, sin matizar posibles errores de concepto).
1º.- La Directiva de Servicios (Bolkestein) pretende la agilización de los procedimientos para la libre circulación de empresas y profesionales en el mercado único europeo. En Europa existe un exceso de regulación, que contribuye a la crisis y afecta al sector sevicios, en especial, que supone el 66% de la actividad (Bolkestein habla del 70%). Se plantea una dinámica de agilización y simplificación de procedimientos, se posibilita así que un arquitecto español pueda trabajar en Alemania. Su tramitación fue muy laboriosa, con una fuerte contestación política y popular, hasta el extremo que algunos analistas la culpabilizan del NO a la Constitución Europea en el referéndum francés.
2º.- El proceso se inició con un informe en 2.002 y la parte más conflictiva del texto inicial fue la referida a la aplicación, a la competencia de empresas y profesionales, de las normativas del país de origen, proceso que se conoce como “el fontanero polaco”. Según ello los países con normativa menos rigurosa (economías más débiles y menor tradición en el mercado interior) y menores cargas sociales, podrían suponer una competencia desleal respecto a otros más desarrollados y con mayores niveles de exigencia y cargas sociales. La conclusión fue la contraria: la normativa a cumplir sería la del país de destino. Francia y Alemania manifestaron la necesidad de hacer reservas en numerosos sectores de actividad y, finalmente, se logró un consenso el 12 de diciembre de 2.006, con un período de transición de tres años para su aplicación.
3º.- La Comisión Delegada de Asuntos Económicos, en 2.007, inició los trabajos para fijar los criterios para realizar la trasposición, remitiendo un informe a las diferentes Administraciones Públicas. El desarrollo se formalizó en las etapas siguientes::
-   Ley “Paraguas”, que marcaba los principios de actuación para la posible afección a las normativas sectoriales.
-    Ley “Ómnibus”, que concretaba 45 modificaciones legislativas, en diferentes ámbitos sectoriales.
-     Ley del Comercio Minorista, que había quedado genéricamente apuntada previamente, pero por sus peculiaridades precisó un texto propio.
4º.- Algunas tramitaciones son especialmente laboriosas, las gasolineras requieren unos diez años de tramitación, y la introducción de referencias como las Declaraciones de Responsabilidad (modelo norteamericano) supondrán una agilización. La Ley de Servicios Profesionales viene a sustituir a la Ley de Colegios Profesionales, según los criterios de simplificación. Los Colegios Profesionales plantean reservas de actividad que entorpecen la actividad económica. Como ejemplo los ingenieros de caminos pueden proyectar un puente, pero la instalación de iluminación asociada debe realizarla un ingeniero industrial. Además el visado supone un coste adicional sin garantías.
5º.- España es de los países que están llevando a cabo mejor las adaptaciones. Sin embargo existen sombras en el proceso, que se concretan en los siguientes aspectos:
     1º.- Falla el desarrollo reglamentario.
     2º.- Las Comunidades Autónomas tienen competencias sobre algunas materias, de modo que se pueden mitigar las reformas, como en el caso de la LORCOMIN (Ley de  Ordenación del Comercio Minorista). Es cierto que la libertad de horarios favorece a las grandes superficies, pero responde a los nuevos modelos de desarrollos urbanos, similares a los de Estados Unidos. Desde 1.996, decrece la cuota de las grandes superficies y el pequeño comercio y suben los supermercados, el ejemplo de ello es Mercadona.
      3º.- La Ley de la Propiedad Intelectual también dificulta la liberalización. Afortunadamente la SGAE es el organismo más odiado en España.
     También existen luces, como la actitud de los Ayuntamientos de Madrid y Sevilla, en lo que se refiere al tema de los visados. Ha sido un éxito reducir el visado a sólo nueve supuestos.
6º.- ES VERDAD QUE, LOS COLEGIOS PROFESIONALES PODRÍAN SER EXCLUIDOS DE LA NORMATIVA DE SERVICIOS, PERO EL GOBIERNO OPTÓ POR INCLUIRLOSLO CUANDO SE PLANTEÓ LA LEY PARAGUAS.
7º.- Las Comunidades Autónomas son una fuente de conflictos; mediante el incremento de normativa propia consiguen:
-    Menor productividad.
-     Menor Innovación
-     Menor tamaño empresarial.
Como ejemplos de ello:
-     En Galicia se obliga a los profesionales a la colegiación obligatoria, aunque sean Funcionarios.
-     Continúa la aparición de nuevos Colegios Profesionales: Submarinistas, terapeutas ocupacionales, etc.
-     Cataluña se “sale” siempre en normativa autonómica.
COMENTARIO.
La Directiva de Servicios se tramitó en pleno desarrollo de la burbuja financiera e inmobiliaria. Se aprobó en diciembre de 2.006, cuando se acusaban indicios de final de proceso en España, tras la aprobación del CTE, y confirmados en el tercer cuatrimestre de 2.007, con la caída del mercado inmobiliario norteamericano. Su aplicación, a partir de diciembre de 2.009, ya se realiza en pleno contexto de crisis financiera global, tras el estallido financiero de 2.008. A simple vista, un cambio de escenario tan radical debería merecer reconsiderar los argumentos manejados, verificar la estrategia planteada y, probablemente, replantear algunas propuestas. Naturalmente, el Parlamento Europeo vive “su” propia realidad, ajena a la de los estados miembros, y cuando se consulta a los ciudadanos sobre temas comunitarios aprovechan para manifestar su malestar, aunque sean temas de alcance estratégico fundamental para el futuro de la Unión. Nuestro parlamento comunitario se ha refugiado, estrictamente, en la política monetaria macroeconómica, alejada de la economía real de los ciudadanos, pero al gusto de organismos internacionales, cualificados inductores de una crisis que la afrontan tarde, mal y con las mismas recetas que la crearon. Los elogios al “milagro” irlandés se han convertido en un durísimo rescate y, en el caso español, se lo piensan pues sería un salto cualitativo para la economía comunitaria; el contagio seguiría con la crisis de otros países comunitarios y el propio euro. Una situación bastante incierta.
Es inevitable coincidir en algunos enunciados de Luis Berenguer, con ejemplos sangrantes (las gasolineras, la SGAE, etc), pero el elogio de la simplicidad norteamericana, trasvasado a Europa, se convierte en un “simplismo” atroz, difícilmente asumible por algunos Estados miembros, con un discurso sociopolítico más sólido, Su descontextualización de aspectos, como la revisión del tipo de desarrollos urbanos, por parte de la Unión Europea, parece remitirse a la época en la que fue eurodiputado, que finalizó en 2.005. La Unión necesita políticas monetarias equilibradas, para garantizar el euro, pero su modelo competitivo no es China, ni siquiera Estados Unidos.
Es obvio un profundo desconocimiento sobre diferencias entre Colegios Profesionales, entre las profesiones que asumen responsabilidades, de índole civil, incluso penal, y de las garantías que aportan el visado sobre los documentos y sus redactores. Se enuncia un batiburrillo que degrada las importantes responsabilidades de algunos Colegios. Nuestro contexto fija reglas ajenas a declaraciones responsables de una moral social puritana, que podemos admirar pero que resulta ajena. No se entiende, en fin, una división dentro de las titulaciones universitarias, con referencia a las carreras técnicas, cuya práctica se concreta en la aplicación precisa de conocimientos, definida mediante los proyectos para su construcción posterior.
Respecto a los Colegios Profesionales, tiene razón en la vorágine que supone un crecimiento de Colegios insospechados. Es lamentable que en España no exista una diferenciación suficientemente clara entre Asociaciones Profesionales y Colegios Oficiales (Profesionales), Las primeras son voluntarias, asumen funciones de representación corporativa, pero ajenas a responsabilidades éticas; los segundos deben responder a actividades regladas, habilitadas por la titulación idónea, y sometidas a un control responsable de su ejercicio por una estructura colegial a cuya pertenencia debe ser obligatorio para el ejercicio libre profesional, como mínimo. reconocidos en la Constitución Española que establece:
Artículo 36:
La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos.
Queda claro que los Colegios tienen una condición específica, reflejada en los máximos niveles de nuestro ordenamiento jurídico y no debería trivializarse su relevancia, que se incardina en la sociedad civil, más allá de los trámites administrativos. Como el propio Luis Berenguer afirma, los Colegios no tendrían por qué ser afectados por la Directiva. ¿Qué tienen que ver los criterios de agilización administrativa, con el mantenimiento de estructuras corporativas, sin ánimo de lucro, sometidas al derecho público y con importantes responsabilidades, ante sus afiliados y la Sociedad? Miquel Roca i Junyent se manifestó en parecidos términos, sobre la no afección a los Colegios Profesionales, en el pasado Congreso de Arquitectos (Valencia, Julio de 2.009). Resulta sorprendente el empeño gubernamental de excederse en la aplicación de la Directiva y las profundas consecuencias que se derivan de ello, tras la sucesión de la ley Ómnibus, el Real Decreto de Visado Obligatorio y la previsible Ley de Servicios Profesionales. Las consecuencias más conocidas y destacables son:
1º.- Suponen la desaparición, de hecho, de los Colegios profesionales al privarles de las funciones que posibilitan su financiación y los reduce a asociaciones voluntarias. Carece de sentido la voluntariedad del visado, a la vista de las responsabilidades derivadas, pues los candidatos evitarán asumirlas.
2º.- Europa no ha pedido esa pérdida de un referente de conocimiento y actualización profesional, de difícil sustitución en la Sociedad española.
3º.- Se produce una inexorable pérdida de puestos de trabajo.
4º.- Se pierde la calidad del modelo de formación continuada de los profesionales, al privarles de capacidad económica. Circunstancia agravada por unos momentos de crisis económica brutal. Los Colegios pasarán a engrosar la lista de “pedigüeños”, ávidos de subvenciones por la Administración, para la formación permanente de sus colegiados, básica para su reconocimiento exterior. Supone una degradación cultural básica, porque la tecnología lo es.
5º.- Debilitar las estructuras Colegiales, supone una pérdida irreparable para la Sociedad Civil española, que se empobrecerá y quedará abierta a modelos sociales desequilibrantes, únicamente fundamentados en criterios económicos y fácilmente dirigidos desde influencias externas, al carecer de las propias.
6º.- Cuando se ha reconocido la excelencia de la formación amplia y versátil de la Universidad española y se invoca el interés de abrir vías de especialización, se propone un magma de ingenierías, bajo el paraguas de la “ingeniería civil”. No se trata de una dispensa gratuita de actividad, sino de diferentes aplicaciones de conocimientos tecnológicos. Puede sospecharse que, a D. Luis Berenguer, no le tranquilizaría ser operado de corazón por un oftalmólogo, aunque le pueda parecer una reserva de actividad.
7º.- La supresión de algunas Escuelas de Ingeniería y la alteración de planes de estudios serán consecuencias inmediatas, lo que generará un descontento universitario, sin haber asentado el modelo de Bolonia, todavía..
8º.- Los profesionales universitarios españoles, circulan sin problemas para su ejercicio profesional e igual ocurre en España con los profesionales europeos y de otros países. Lo mismo les sucede a los estudiantes universitarios, mediante programas de intercambio muy conocidos, como Erasmus. Ciertamente no es la problemática de los Colegios Profesionales.
La exposición de Luis Berenguer, sobre “EL PROCESO DE TRASPOSICIÓN DE LA DIRECTIVA DE SERVICIOS EN ESPAÑA: LUCES Y SOMBRAS”, fue manifiestamente optimista. Tal vez sea producto de un desconocimiento sustancial, o de un optimismo patológico, que le lleva a ignorarr las consecuencias negativas que cuestionan su discurso. Continúa el criterio, iniciado hace años por políticos representativos, asociados al, entonces, Tribunal de Defensa de la Competencia. Sólo el economicismo simplista, ajeno o despectivo de la idea de contexto cultural, explica que estuviera encantado de un proceso innecesario, que degrada a la Sociedad Española y contribuye a agravar la situación económica, una evidencia amplia salvo para el entorno que él representa. En su discurso sobre las luces y las sombras, el problema fundamental es que NO HAY QUE BUSCAR SOMBRAS, YA QUE NO HAY LUCES. La sensación es que, en algunos niveles de decisión, este “apagón” se produjo hace años… ¡Si es que existió la luz!
España como nación manifiesta un elevado pesimismo ante los graves males que la aquejan (el 80% cosideran la situación mala y con tendencia a empeorar), tal vez los ciudadanos son conscientes de que la ineptitud dirigente (70% de desconfianza en los políticos) los convierte en rehenes de acontecimientos externos. En nuestro caso, como arquitectos, hace tiempo que padecemos normativas irreales, peligra el título habilitante y se nos amenaza con la estafa de las declaraciones responsables, así como recortar nuestra incidencia en el proceso edificatorio y, por un extraño masoquismo, nos sentimos cómplices, ante los ciudadanos y como colectivo, de una “burbuja inmobiliaria” que disfrutó una minoría. Cada cual sabrá de qué se siente culpable, pero en la situación actual, sería deseable la mayor unidad posible, para defender nuestros Colegios, sin complejos y asumiendo su modernización con responsabilidad, ante las dificultades que nos acechan. Pero esta obviedad no es tan fácil de compartir cuando la angustia amenaza a nuestros colegiados, con problemas para subsistir de su trabajo..
A la vista de cómo suceden los hechos en el resto del mundo, son posibles cambios a corto plazo pero, de momento, sólo vemos un paisaje de resignación. Es conocido el estallido de rechazo surgido en los países árabes, de incierto desenlace, pero asistimos al primer acto de fuerza de las redes sociales, que manifiestan tanto su capacidad para movilizar, como su dificultad para crear alternativas operativas (caso libio) si no existen previamente. También se produce una contestación social en Europa, mucho mayor que la nuestra y a pesar de aplicar con “menores exigencias en la transposición de la Directiva Comunitaria”. Mientras nuestro Gobierno se empeña en sobrepasar sus deberes desrreguladores, esa política ha llevado a Islandia a la bancarrota, y produce una revisión ciudadana sobre las responsabilidades políticas y económicas. Es una historia repetida, con la consecuencia de la frustración ciudadana ante la distancia de políticas monetarias virtuales, ajenas a la economía real. Se escuchan las voces del rechazo, como en Francia, donde un antiguo maquis de 93 años, Papy Hessel, representa un movimiento ciudadano y su  eslogan es: “¡INDIGNE, TOI!”.
Tras el testimonio de Berenguer, la innecesariedad y dureza de todo este proceso mueve a la indignación, pero debe evitarse que nuble la inteligencia y desear que provoque la menor división posible… pero eso puede ser otra historia, como dijo R. Kipling…
DAVID DOBARCO LORENTE

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