El
pasado 16 de marzo, en la Facultad de Ciencias Económicas y
Empresariales de la Universidad de Burgos, Luis Berenguer Fuster,
presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, participó en
una Jornada sobre “la trasposición de la Directiva de servicios:
retos pendientes”. Resultó de gran interés conocer la génesis de
la mayor parte de los graves problemas que nos afectan, de modo que
remito una reseña de lo que se manifestó y un comentario posterior…
EXPOSICIÓN
DE LUIS BERENGUER (la reproducción es literal, sin matizar posibles
errores de concepto).
1º.-
La Directiva de Servicios (Bolkestein) pretende la agilización de
los procedimientos para la libre circulación de empresas y
profesionales en el mercado único europeo. En Europa existe un
exceso de regulación, que contribuye a la crisis y afecta al sector
sevicios, en especial, que supone el 66% de la actividad (Bolkestein
habla del 70%). Se plantea una dinámica de agilización y
simplificación de procedimientos, se posibilita así que un
arquitecto español pueda trabajar en
Alemania. Su tramitación fue muy laboriosa, con una fuerte
contestación política y popular, hasta el extremo que algunos
analistas la culpabilizan del NO a la Constitución Europea en el
referéndum francés.
2º.-
El proceso se inició con un informe en 2.002 y la parte más
conflictiva del texto inicial fue la referida a la aplicación,
a la competencia de empresas y profesionales, de las normativas del
país de origen, proceso que se conoce como “el fontanero polaco”.
Según ello los países con normativa menos rigurosa (economías más
débiles y menor tradición en el mercado interior) y menores cargas
sociales, podrían suponer una competencia desleal respecto a otros
más desarrollados y con mayores niveles de exigencia y cargas
sociales. La conclusión fue la contraria: la normativa a cumplir
sería la del país de destino. Francia y Alemania manifestaron la
necesidad de hacer reservas en numerosos sectores de actividad y,
finalmente, se logró un consenso el 12 de diciembre de 2.006, con un
período de transición de tres años para su aplicación.
3º.-
La Comisión Delegada de Asuntos Económicos, en 2.007, inició los
trabajos para fijar los criterios para realizar la trasposición,
remitiendo un informe a las diferentes Administraciones Públicas. El
desarrollo se formalizó en las etapas siguientes::
- Ley
“Paraguas”, que marcaba los principios de actuación para la
posible afección a las normativas sectoriales.
- Ley
“Ómnibus”, que concretaba 45 modificaciones legislativas, en
diferentes ámbitos sectoriales.
- Ley
del Comercio Minorista, que había quedado genéricamente apuntada
previamente, pero por sus peculiaridades precisó un texto propio.
4º.-
Algunas tramitaciones son especialmente laboriosas, las gasolineras
requieren unos diez años de tramitación, y la introducción de
referencias como las Declaraciones de Responsabilidad (modelo
norteamericano) supondrán una agilización. La Ley de Servicios
Profesionales viene a sustituir a la Ley de Colegios Profesionales,
según los criterios de simplificación. Los Colegios Profesionales
plantean reservas de actividad que entorpecen la actividad económica.
Como ejemplo los ingenieros de caminos pueden proyectar un puente,
pero la instalación de iluminación asociada debe realizarla un
ingeniero industrial. Además el visado supone un coste adicional sin
garantías.
5º.-
España es de los países que están llevando a cabo mejor las
adaptaciones. Sin embargo existen sombras en el proceso, que se
concretan en los siguientes aspectos:
1º.-
Falla el desarrollo reglamentario.
2º.-
Las Comunidades Autónomas tienen competencias sobre algunas
materias, de modo que se pueden mitigar las reformas, como en el caso
de la LORCOMIN (Ley de Ordenación del Comercio Minorista). Es
cierto que la libertad de horarios favorece a las grandes
superficies, pero responde a los nuevos modelos de desarrollos
urbanos, similares a los de Estados Unidos. Desde 1.996, decrece la
cuota de las grandes superficies y el pequeño comercio y suben los
supermercados, el ejemplo de ello es Mercadona.
3º.-
La Ley de la Propiedad Intelectual también dificulta la
liberalización. Afortunadamente la SGAE es el organismo más odiado
en España.
También
existen luces, como la actitud de los Ayuntamientos de Madrid y
Sevilla, en lo que se refiere al tema de los visados. Ha sido un
éxito reducir el visado a sólo nueve supuestos.
6º.-
ES VERDAD QUE, LOS COLEGIOS PROFESIONALES PODRÍAN SER EXCLUIDOS DE
LA NORMATIVA DE SERVICIOS, PERO EL GOBIERNO OPTÓ POR INCLUIRLOSLO
CUANDO SE PLANTEÓ LA LEY PARAGUAS.
7º.-
Las Comunidades Autónomas son una fuente de conflictos; mediante el
incremento de normativa propia consiguen:
- Menor
productividad.
- Menor
Innovación
- Menor
tamaño empresarial.
Como
ejemplos de ello:
- En
Galicia se obliga a los profesionales a la colegiación obligatoria,
aunque sean Funcionarios.
- Continúa
la aparición de nuevos Colegios Profesionales: Submarinistas,
terapeutas ocupacionales, etc.
- Cataluña
se “sale” siempre en normativa autonómica.
COMENTARIO.
La
Directiva de Servicios se tramitó en pleno desarrollo de la burbuja
financiera e inmobiliaria. Se aprobó en diciembre de 2.006, cuando
se acusaban indicios de final de proceso en España, tras la
aprobación del CTE, y confirmados en el tercer cuatrimestre de
2.007, con la caída del mercado inmobiliario norteamericano. Su
aplicación, a partir de diciembre de 2.009, ya se realiza en pleno
contexto de crisis financiera global, tras el estallido financiero de
2.008. A simple vista, un cambio de escenario tan radical debería
merecer reconsiderar los argumentos manejados, verificar la
estrategia planteada y, probablemente, replantear algunas propuestas.
Naturalmente, el Parlamento Europeo vive “su” propia realidad,
ajena a la de los estados miembros, y cuando se consulta a los
ciudadanos sobre temas comunitarios aprovechan para manifestar su
malestar, aunque sean temas de alcance estratégico fundamental para
el futuro de la Unión. Nuestro parlamento comunitario se ha
refugiado, estrictamente, en la política monetaria macroeconómica,
alejada de la economía real de los ciudadanos, pero al gusto de
organismos internacionales, cualificados inductores de una crisis que
la afrontan tarde, mal y con las mismas recetas que la crearon. Los
elogios al “milagro” irlandés se han convertido en un durísimo
rescate y, en el caso español, se lo piensan pues sería un salto
cualitativo para la economía comunitaria; el contagio seguiría con
la crisis de otros países comunitarios y el propio euro. Una
situación bastante incierta.
Es
inevitable coincidir en algunos enunciados de Luis Berenguer, con
ejemplos sangrantes (las gasolineras, la SGAE, etc), pero el elogio
de la simplicidad norteamericana, trasvasado a Europa, se convierte
en un “simplismo” atroz, difícilmente asumible por algunos
Estados miembros, con un discurso sociopolítico más sólido, Su
descontextualización de aspectos, como la revisión del tipo de
desarrollos urbanos, por parte de la Unión Europea, parece remitirse
a la época en la que fue eurodiputado, que finalizó en 2.005. La
Unión necesita políticas monetarias equilibradas, para garantizar
el euro, pero su modelo competitivo no es China, ni siquiera Estados
Unidos.
Es
obvio un profundo desconocimiento sobre diferencias entre Colegios
Profesionales, entre las profesiones que asumen responsabilidades, de
índole civil, incluso penal, y de las garantías que aportan el
visado sobre los documentos y sus redactores. Se enuncia un
batiburrillo que degrada las importantes responsabilidades de algunos
Colegios. Nuestro contexto fija reglas ajenas a declaraciones
responsables de una moral social puritana, que podemos admirar pero
que resulta ajena. No se entiende, en fin, una división dentro de
las titulaciones universitarias, con referencia a las carreras
técnicas, cuya práctica se concreta en la aplicación precisa de
conocimientos, definida mediante los proyectos para su construcción
posterior.
Respecto
a los Colegios Profesionales, tiene razón en la vorágine que supone
un crecimiento de Colegios insospechados. Es lamentable que en España
no exista una diferenciación suficientemente clara entre
Asociaciones Profesionales y Colegios Oficiales (Profesionales), Las
primeras son voluntarias, asumen funciones de representación
corporativa, pero ajenas a responsabilidades éticas; los segundos
deben responder a actividades regladas, habilitadas por la titulación
idónea, y sometidas a un control responsable de su ejercicio por una
estructura colegial a cuya pertenencia debe ser obligatorio para el
ejercicio libre profesional, como mínimo. reconocidos en la
Constitución Española que establece:
Artículo
36:
La
ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de
los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones
tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios
deberán ser democráticos.
Queda
claro que los Colegios tienen una condición específica, reflejada
en los máximos niveles de nuestro ordenamiento jurídico y no
debería trivializarse su relevancia, que se incardina en la sociedad
civil, más allá de los trámites administrativos. Como el propio
Luis Berenguer afirma, los Colegios no tendrían por qué ser
afectados por la Directiva. ¿Qué tienen que ver los criterios de
agilización administrativa, con el mantenimiento de estructuras
corporativas, sin ánimo de lucro, sometidas al derecho público y
con importantes responsabilidades, ante sus afiliados y la Sociedad?
Miquel Roca i Junyent se manifestó en parecidos términos, sobre la
no afección a los Colegios Profesionales, en el pasado Congreso de
Arquitectos (Valencia, Julio de 2.009). Resulta sorprendente el
empeño gubernamental de excederse en la aplicación de la Directiva
y las profundas consecuencias que se derivan de ello, tras la
sucesión de la ley Ómnibus, el Real Decreto de Visado Obligatorio y
la previsible Ley de Servicios Profesionales. Las consecuencias más
conocidas y destacables son:
1º.-
Suponen la desaparición, de hecho, de los Colegios profesionales al
privarles de las funciones que posibilitan su financiación y los
reduce a asociaciones voluntarias. Carece de sentido la voluntariedad
del visado, a la vista de las responsabilidades derivadas, pues los
candidatos evitarán asumirlas.
2º.-
Europa no ha pedido esa pérdida de un referente de conocimiento y
actualización profesional, de difícil sustitución en la Sociedad
española.
3º.-
Se produce una inexorable pérdida de puestos de trabajo.
4º.-
Se pierde la calidad del modelo de formación continuada de los
profesionales, al privarles de capacidad económica. Circunstancia
agravada por unos momentos de crisis económica brutal. Los Colegios
pasarán a engrosar la lista de “pedigüeños”, ávidos de
subvenciones por la Administración, para la formación permanente de
sus colegiados, básica para su reconocimiento exterior. Supone una
degradación cultural básica, porque la tecnología lo es.
5º.-
Debilitar las estructuras Colegiales, supone una pérdida irreparable
para la Sociedad Civil española, que se empobrecerá y quedará
abierta a modelos sociales desequilibrantes, únicamente
fundamentados en criterios económicos y fácilmente dirigidos desde
influencias externas, al carecer de las propias.
6º.-
Cuando se ha reconocido la excelencia de la formación amplia y
versátil de la Universidad española y se invoca el interés de
abrir vías de especialización, se propone un magma de ingenierías,
bajo el paraguas de la “ingeniería civil”. No se trata de una
dispensa gratuita de actividad, sino de diferentes aplicaciones de
conocimientos tecnológicos. Puede sospecharse que, a D. Luis
Berenguer, no le tranquilizaría ser operado de corazón por un
oftalmólogo, aunque le pueda parecer una reserva de actividad.
7º.-
La supresión de algunas Escuelas de Ingeniería y la alteración de
planes de estudios serán consecuencias inmediatas, lo que generará
un descontento universitario, sin haber asentado el modelo de
Bolonia, todavía..
8º.-
Los profesionales universitarios españoles, circulan sin problemas
para su ejercicio profesional e igual ocurre en España con los
profesionales europeos y de otros países. Lo mismo les sucede a los
estudiantes universitarios, mediante programas de intercambio muy
conocidos, como Erasmus. Ciertamente no es la problemática de los
Colegios Profesionales.
La
exposición de Luis Berenguer, sobre “EL PROCESO DE TRASPOSICIÓN
DE LA DIRECTIVA DE SERVICIOS EN ESPAÑA: LUCES Y SOMBRAS”, fue
manifiestamente optimista. Tal vez sea producto de un desconocimiento
sustancial, o de un optimismo patológico, que le lleva a ignorarr
las consecuencias negativas que cuestionan su discurso. Continúa el
criterio, iniciado hace años por políticos representativos,
asociados al, entonces, Tribunal de Defensa de la Competencia. Sólo
el economicismo simplista, ajeno o despectivo de la idea de
contexto cultural, explica que estuviera encantado de un proceso
innecesario, que degrada a la Sociedad Española y contribuye a
agravar la situación económica, una evidencia amplia salvo para el
entorno que él representa. En su discurso sobre las luces y las
sombras, el problema fundamental es que NO HAY QUE BUSCAR SOMBRAS, YA
QUE NO HAY LUCES. La sensación es que, en algunos niveles de
decisión, este “apagón” se produjo hace años… ¡Si es que
existió la luz!
España
como nación manifiesta un elevado pesimismo ante los graves males
que la aquejan (el 80% cosideran la situación mala y con tendencia a
empeorar), tal vez los ciudadanos son conscientes de que la ineptitud
dirigente (70% de desconfianza en los políticos) los convierte en
rehenes de acontecimientos externos. En nuestro caso, como
arquitectos, hace tiempo que padecemos normativas irreales, peligra
el título habilitante y se nos amenaza con la estafa de las
declaraciones responsables, así como recortar nuestra incidencia en
el proceso edificatorio y, por un extraño masoquismo, nos sentimos
cómplices, ante los ciudadanos y como colectivo, de una “burbuja
inmobiliaria” que disfrutó una minoría. Cada cual sabrá de qué
se siente culpable, pero en la situación actual, sería deseable la
mayor unidad posible, para defender nuestros Colegios, sin complejos
y asumiendo su modernización con responsabilidad, ante las
dificultades que nos acechan. Pero esta obviedad no es tan fácil de
compartir cuando la angustia amenaza a nuestros colegiados, con
problemas para subsistir de su trabajo..
A
la vista de cómo suceden los hechos en el resto del mundo, son
posibles cambios a corto plazo pero, de momento, sólo vemos un
paisaje de resignación. Es conocido el estallido de rechazo surgido
en los países árabes, de incierto desenlace, pero asistimos al
primer acto de fuerza de las redes sociales, que manifiestan tanto su
capacidad para movilizar, como su dificultad para crear alternativas
operativas (caso libio) si no existen previamente. También se
produce una contestación social en Europa, mucho mayor que la
nuestra y a pesar de aplicar con “menores exigencias en la
transposición de la Directiva Comunitaria”. Mientras nuestro
Gobierno se empeña en sobrepasar sus deberes desrreguladores, esa
política ha llevado a Islandia a la bancarrota, y produce una
revisión ciudadana sobre las responsabilidades políticas y
económicas. Es una historia repetida, con la consecuencia de la
frustración ciudadana ante la distancia de políticas monetarias
virtuales, ajenas a la economía real. Se escuchan las voces del
rechazo, como en Francia, donde un antiguo maquis de 93 años, Papy
Hessel, representa un movimiento ciudadano y su eslogan es:
“¡INDIGNE, TOI!”.
Tras
el testimonio de Berenguer, la innecesariedad y dureza de todo este
proceso mueve a la indignación, pero debe evitarse que nuble la
inteligencia y desear que provoque la menor división posible… pero
eso puede ser otra historia, como dijo R. Kipling…
DAVID
DOBARCO LORENTE